Una carrera profesional exitosa, logros académicos, elogios y, a pesar de todo, sigues pensando que todo se debe a una serie de «golpes de buena suerte», que pueden desaparecer en cualquier momento.
Este trastorno es más habitual de lo que parece: se llama «síndrome del impostor» y siete de cada 10 personas lo han sufrido alguna vez en su vida, según la doctora Valerie Young.
«Millones de mujeres y hombres en todo mundo, desde exitosos directivos de empresas, hasta brillantes estudiantes o actrices, como Kate Winslet, están secretamente preocupados por no ser tan capaces como todos creen», asegura Young.
De acuerdo con Aida Baida, la doctora Young estableció cuatro posibles fuentes de origen del síndrome:
- Dinámicas familiares durante la infancia. «Cuando tu hermano es ‘el inteligente’ y tu eres ‘la simpática’, o tienes presión para sacar buenas notas, padres muy exitosos o sientes que eres la oveja negra», cuenta Aida.
- Estereotipos sexuales. El síndrome del impostor, según la especialista, es «igual de frecuente en mujeres que en hombres», aunque hasta hace poco se pensaba que ocurría principalmente en mujeres debido a los «mensajes de éxito y fracaso en la sociedad» y a la «presión ante ser madre y, al mismo tiempo, una profesional de éxito».
- Diferencias salariales. Aida trabaja principalmente con mujeres profesionales y asegura que «la realidad de la mujer en el mundo profesional» es también una causa de este síndrome.
- Percepción de éxito, fracaso y competencia. «Las personas que sufren el síndrome son muy exigentes consigo mismas y tienen una lista de requisitos prácticamente imposibles de llevar a cabo».
«No corren riesgos ni se atreven a pedir un ascenso porque tienen miedo de no estar a la altura, así que trabajan por debajo de su potencial», sostiene.
«También aumenta sus niveles de estrés y afecta a su productividad porque a menudo postergan tareas o bien trabajan demasiado duro para justificar que su éxito se debe al duro trabajo y no a su talento».
Si te sientes reflejado en esa situación, lo mejor que puedes hacer, según la experta, es comenzar a dar las gracias la próxima vez te den un cumplido. «Sin dar excusas, sin justificarte. Simplemente dar las gracias».
Lo más normal es que con el tiempo desaparezca tu sensación, pero, de no ser así, sería bueno que «investigues más sobre el tema, reconozcas las normas que te exiges a ti mismo y cambies los guiones internos cada vez que te enfrentes a una situación de estrés».
FUENTE BBC